Somebody That I Used To Know.


De vez en cuando pienso en cuando estábamos juntos 
y también en cuando decias que te sentías tan feliz que podrias morir 
me dije que tú eras la adecuada para mí 
pero me sentíá tan solo en tu compañía 
eso era amor y es un dolor que aún recuerdo 

Puedes volverte adicto a un cierto tipo de tristeza 
como resignándote al final 
siempre al final 
así que cuando nos dimos cuenta que no tendría sentido 
tú dijiste que podíamos seguir siendo amigos 
pero debo admitir que me alegré de que todo se hubiera terminado 

Pero no hacia falta que me aislaras 
hacer como si nunca hubiese sucedido 
y que no fuéramos nada 
y ya ni siquiera necesito tu amor 
pero me tratas como a un deconocido 
y eso es muy violento 

No tenías que caer tan bajo 
haz que tus amigos recojan tus pertenencias 
y luego cambia tu número 
supongo que ya no lo necesito 
ahora solo eres alguien a quien yo conocía 

De vez en cuando pienso en todas las veces que me la jugaste
pero siempre me hacías creer que era algo que había hecho yo 
y no quiero vivir de esa manera 
dándole importancia a cada palabra que dices 
dijiste que podiás olvidarme 
y que nunca te sorprendería enamorado de alguien 
aquien creías conocer 

Pero no hacía falta que me aislaras 
hacer como si nunca hubiese sucedido 
y que no fuéramos nada 
y ya ni siquiera necesito tu amor 
pero me tratas como a un desconocido 
y eso es muy violento 

No tenias que caer tan bajo 
haz que tus amigos recojan tus pertenencias 
y luego cambia tu número 
supongo que ya no lo necesito 



Deseo de besar.


—Mírame –le imploré, acercándome más a ella y haciendo que tuviese que pegar su espalda en la puerta.
Cuando me miró, sentí que mi corazón se saltaba un latido. Mis ojos se vieron incapaces de despegarse de sus labios y sentí cómo todo mi cuerpo se pegaba cada vez más al suyo, sin poder detenerse, en un avance frenético que buscaba la calidez de su contacto.
Suavemente, mi frente chocó con la suya, mis brazos la tomaron de la cintura y los suyos me agarraron del cuello, acercándome aún más a ella, si aquello resultaba posible.
Nuestros labios estaban a escasos centímetros, notaba cómo su corazón latía desbocado y cómo su respiración se mezclaba con la mía en un baile sensual que estaba haciendo que el vello de todo mi cuerpo se electrizase de emoción. Quería besarla, necesitaba besarla.
—Lo siento –dijo ella en un susurró.
—No lo sientas… quiéreme –le respondí rozando mi nariz con la suya.
Noté como sonreía al decir:
—Te quiero.
—Te amo –le respondí.

Tú.



Una vez me preguntaron cuál creía que era el movimiento más inocente de tú cuerpo. 
No respondí. 
Antes tenía que pensarlo bien. 
Sin embargo, aún, a día de hoy, no creo que ninguno de tus movimientos sea inocente. Todo lo que haces está astutamente preparado para evocar la locura, la lujuria, la perdición. Eres un conjunto de gestos que hace que un escalofrío relampagueante baje por mi espina dorsal, estremeciéndome de pies a cabeza.
Algunas dicen que deberías estar prohibido. Gracias al cielo, no es así y... eres todo mío.