Jacky.

Querida Jacky:
Estoy presa por su culpa. No puedo escapar y no puedo intentarlo.
Es grosero, larguirucho, creído y algo mimado. Tiene los dientes perfectos y los ojos del mismo color que el chocolate. Grita, patalea, roba, miente, a veces sonríe y juraría que otras veces me guiña un ojo, aunque quiero creer que tan sólo es un tic que aparece en el momento más inoportuno, es decir, siempre. Quiere tener siempre la última palabra y las únicas opiniones que respeta son la suya (¿Cómo no?) y la de su querido gato Westchild (Si, la opinión de un gato peludo y dormilón cuenta más en su vida que la de una ingeniera industrial con media de nueve en la carrera).
Desde el primer momento en el que le vi tuve un mal presentimiento que se cumplió en cuanto eché un vistazo a la profundidad de sus ojos traicioneros.
¿Sabes que es un hechizo? Pues yo caí en el suyo. Cada vez que intentaba alejarme de él algo invisible me oprimía el cuello hasta el punto de dejarme sin respiración y si aún seguía consciente después de aquella etapa y continuaba alejándome de él, la piel comenzaba a quemarme y a quemarme hasta que, definitivamente, perdía la consciencia. Sé que no soy la única que sufre este hechizo en este maldito pueblucho en el que estoy presa y también sé que la única persona que consiguió superar consciente la etapa de la quemazón de la piel murió después por una parada cardiaca. Así que esa es la tercera y última etapa: la muerte.
Las demás jóvenes me aconsejan que deje de luchar contra mi opresor porque en cuando cese mi combate contra él comenzaré a enamorarme perdidamente y el resto de mi vida será tan feliz como en un principio la había planeado.
-¡Y un cuerno!-grito cada vez que me lo proponen con esa sonrisa de bobalicona que las caracterizan
No sé cómo voy a largarme de esta pesadilla que no me deja despertar, pero tengo claro que jamás dejaré de pelearme con el destino hasta que me otorgue lo que realmente quiero. Después de todo, sé que me esperas en casa, hija mía, y ese es mi aliento más profundo y consistente.
Te amo más de lo que imaginas.

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