Y en ese preciso instante se dieron cuenta de todas la cosas en común que tenían:
+ ¡Caray! Nos gusta la misma música, las mismas series, las mismas películas, el mismo actor... Es increíble lo que he conectado contigo en dos días. Sin duda, mucho más que con otra gente en años.
Madda sonreía y se le veía en la cara que disfrutaba con la situación de complicidad que vivía con Eirina, la chica que tenía delante, y al ver que ella también esbozaba algo parecido a una sonrisa, ante aquella extraña pero entrañable situación, añadió:
+ ¿Cómo es posible que no hayamos sido más amigas antes?
- Verás - le contestó ella - es que tenemos una diferencia insalvable, cielo.
Madda, confusa por la rara contestación, intentó recomponer su media sonrisa de superioridad y le preguntó:
- ¿Ah, sí? ¿Cuál?
Eirina soltó una tremenda carcajada ante su ocurrencia pero, de pronto, se puso terriblemente seria y le respondió sin más:
- Verás, cielo, es que yo no soy tan zorra como tú.
Y así, dejando a Madda con la palabra en la boca, se alejó de aquel lugar y de aquel tiempo.
no me esperaba ese final, la verdad que me ha sorprendido.
ResponderEliminarmuy bien escrito ;)
Jajaja Muchisimas gracias Ana ;)
ResponderEliminarjajaj que fuerte...que brusca la chavala pero molaa(:
ResponderEliminardiezmitodo.blogspot.com Tesigooo:)
Besoooos
Jaja muy buena, te sigo guapi, vale? pasate por mi blog aber que te parece ;)
ResponderEliminarun saludoo
http://susurrandoleaalviento.blogspot.com/